Nuestra Historia

Nace el Señor Jaime A. Riollano, en adelante, Don Jaime, el 24 de enero de 1927, en el barrio Membrillo del pueblo de Camuy, P.R. Hijo de Don Delfín Riollano y Doña María Cabrera, y perteneciente a una familia de siete hermanos. El señor Delfín Riollano (QEPD) era agricultor y se dedicaba al cultivo de la caña, el tabaco, el algodón y las habichuelas. Algunas vacas y aves de corral también ayudaban al sustento familiar.

En 1940 su padre logró tener su propia finca y la agricultura formó parte del trabajo compartido en familia. Don Jaime se distinguió por su dominio de las matemáticas, lo que suscitó su interés por tomar un curso comercio-vocacional en contabilidad, en la escuela superior de Arecibo. No conforme con ello, tomó 50 y tantos créditos por correspondencia de "Lasalle Extension University" en el área de contabilidad.

Trabajó en 1944, en la Central de Cambalache en Arecibo. Trabajó, en la Industrial Algodonera de Isabela. Pasó a trabajar en la sección de nómina del Departamento de Ingeniería de la base aérea conocida como "Ramey Field", en Aguadilla. Recomendado por su tío político, el Sr. Pablo Méndez (QEPD), comienza a trabajar en tareas de contabilidad en la Farmacia Amador, del pueblo de Camuy. Su dueño, Don Esteban Amador (QEPD), requirió de sus servicios para tareas similares en su fábrica de mantecados "Selecto", localizada en San Juan. A principios de 1951, comienza a residir en el área metropolitana de San Juan, junto a su familia. En 1961, decide refinanciar su vivienda para incorporarse como socio de "H. Amador Company", una compañía de efectos escolares al por mayor que estableció con uno de los hijos de Don Esteban, el señor Héctor Amador. 

En 1966 y con un préstamo bancario, opta por incorporarse como uno de los dueños de la "Puerto Rico Drug", que entonces se constituyó por seis (6) socios. Entre los años 1968-1969, sus inquietudes por tener negocio propio lo llevaron a establecer la Farmacia "Los Arcos" en la calle San Justo del Viejo San Juan. La Farmacia "Los Arcos" no alcanzaba el progreso esperado y fue necesario dar un paso atrás. Don Jaime y su esposa recogieron la mercancía que quedaba, la almacenaron en su hogar e idearon un nuevo comienzo. Por tal razón, en 1970, vende las acciones de la "Puerto Rico Drug" y su gran amigo, el señor Carlos López Zapata (QEPD), deposita su confianza en él, reafirmando sus habilidades de buen empresario, al ofrecerle un préstamo de diez mil dólares .